viernes, 30 de marzo de 2012

La condesa descalza

Una gran película del genio de los guiones provechosos, Joseph L. Mankiewicz, el cineasta, productor y guionista norteamericano de origen askenazí creador de obras tan preciadas como la deliciosa "El fantasma y la señora Muir", la carismática y poderosa "Eva al desnudo", o mi idolatrada y obra póstuma del autor "La Huella".


Por su estructura narrativa, la obra es clara deudora de obras como el "Ciudadano Kane" de Welles ó el "Rashomon" de Kurosawa, y sin duda alguna que Mankiewicz pensó en la gran diva Ava Gardner para darle su alternativa en lo que posteriormente pasó a ser de forma definitiva su mejor actuación de calle, y la ocasión donde lució más bella y sugerente si exceptuamos su apoteósica aparición en otras edades más interesantes como fue 14 años más tarde con "La noche de la iguana" de Huston.
Un cuento de la cenicienta a lo castiza de Chamberí...Nada más y nada menos que la que fue catalogada en su día bajo el desafortunado y archiconocido eslogan del "animal más bello del mundo" como la castiza María Vargas.


Una bonita y entretenida historia de la cenicienta versión castizo, con una protagonista en estado de gracia a la cual perdonamos su forzado baile flamenco, e incluso el hecho de escucharle ese español tan poco creíble y que sin embargo ella se esmeró tanto en pronunciarlo bien, aprendiéndose a oídas unas cuantas frases, tal vez enseñadas y perfeccionadas según cuentan las crónicas del momento por unos maestros de procedencia patria en en el mundo de los ruedos e incluso de nuestra siempre gris escena cinematográfica.

 Un cuento de la cenicienta a lo castiza de Chamberí...Nada más y nada menos que la que fue catalogada en su día bajo el desafortunado y archiconocido eslogan del "animal más bello del mundo" como la castiza María Vargas.

Una bonita y entretenida historia de la cenicienta versión castizo, con una protagonista en estado de gracia a la cual perdonamos su forzado baile flamenco, e incluso el hecho de escucharle ese español tan poco creíble y que sin embargo ella se esmeró tanto en pronunciarlo bien, aprendiéndose a oídas unas cuantas frases, tal vez enseñadas y perfeccionadas según cuentan las crónicas del momento por unos maestros de procedencia patria en en el mundo de los ruedos e incluso de nuestra siempre gris escena cinematográfica.





La breve historia a modo de crónica de una muerte anunciada, de una persona que falta de cariño, se dejó llevar desde los humildes tablaos flamencos de la alegre capital española donde triunfaba como bailarina de postín, por los cantos de sirena de la poderosa industria cinematográfica yanki, casi engullida por los caimanes de las emergentes productoras comandadas por advendizos y caprichosos ricos del mundo de las finanzas como mecenas productores del asunto, y finalmente sucumbida por otro tipo de cantos de sirena; los de la aristocracia europea...en Rapallo, y de la mano de un conde impotente que la usa como última gloria de su fracasada estirpe...


Y los zapatos de la cenicienta finalmente esperaron en vano al príncipe azul en un final muy shakaspereano en su más ferviente vertiente latina...


Y es que la vida, al contrario que los guiones, carece de lógica... Sentirse protegido en el fango con los pies descalzos...




N E C E S A R I A.
En un cementerio cerca de Rapallo, en Italia, en una jornada lluviosa, se celebra el sepelio de María Vargas, conocida artísticamente como María D´amata y/ o condesa de Torlato-Favrini (Ava Gardner), una mujer que durante tres años tocó el cielo con sus manos, hasta que finalmente se desencadenó la tragedia....


Durante su entierro, presidido por aquella estatua que mandó construir su reciente marido y verdugo, el conde Vincenzo Torlato-Favrini (Rossano Brazzi), donde se la ve de pie y descalza, se congregan en silencio toda una turba de gente que pensando para sí nos sirven de hilo conductor a través de sus recuerdos en flash backs, que describen sucintamente sus experiencias con la casta diva...


Así, el primero en retrotraerse en el tiempo con la prima donna de este espectáculo es el escritor y cineasta Harry Dawes (Humphrey Bogart) tres años atrás, quien debido a sus problemas con el alcohol se ve humillado por un tiburón de las finanzas reconvertido a mecenas de Hollywood, Kirk Edwards (Warren Stevens) a someterse de manera vergonzante a sus despóticas maneras... Estando en los estudios de cinecittá en Roma para grabar su primera película alguien les aconseja viajar a España en busca de una cara fresca como reclamo para su ópera prima como productor...
Así, en una taberna madrileña está bailando la reputada María Vargas...la troupé de Edwards la completan además del guionista y cineasta Harry Dawes, un relaciones públicas, Oscar Muldoon (Edmond O'Brien), y una rubia trotamundos actriz de pego llamada Myrna...


Tras varios intentos infructuosos y humillantes de conseguir contratarla como actriz, finalmente Dawes lo consigue entablando con ella una especial relación sólo de amistad, pues él está felizmente casado con una secretaria de producción, Jerry (Elizabeth Sellars)...


El siguiente flash back narrativo es de Oscar...sus crecientes relaciones tirantes con el déspota Edwards le harán romper con él, una noche en una fiesta y en presencia de otro potentado productor sudamericano, Alberto Bravano (Marius Goring)...


De hecho todos rompen con él, incluídos Dawes y María, quienes juntos harán tres películas...hasta que otro día, y en otra fiesta, esta vez de postín con la aristocracia europea en la riviera francesa, María conoce accidentalmente a un tercer personaje, un enigmático y clasista conde italiano llamado Vincenzo Torlato-Favrini que habita en su mansión de Rapallo junto a su hermana Eleanora, y quien debido a un accidente de guerra se quedó impotente de por vida y que a su vez sería el tercer y definitivo flash back narrativo antes de ceder de nuevo el testigo a Dawes...


Justo cuando María se enamoró de Vincenzo y al enterarse de su impotencia se gestó la tragedia...


Vincenzo mata a María y a un amante de ésta por celos...


Ahora todos están allí congregados bajo un solemne chaparrón dando el último adiós a aquella otra víctima de otro pésimo guión de la realidad.

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